El padre de El Belga, un buen hombre, se dedicaba a hacer declaraciones de renta, sin embargo no era por ello un hombre odiado, muy al contrario.
Sobre uno de sus libros está hecha esta colección. Algunas obras son casi miniaturas, dejando prácticamente completamente a la vista las cuentas; en otras, apenas se entrevé alguna cifra o letra. Así es El Belga. No hay quien lo entienda; todo es posible para él.