El Belga también vive fuera del hombre.
Una flor a punto de marchitarse, un mueble, una casa, un castillo a lo lejos, el mar, la sobria habitación de una vieja posada, restos de gloria en forma de edificaciones, Kafka, la mudanza…Los ojos del artista se posaron con idéntica intensidad y entrega sobre una frágil taza que sobre la soberbia de un coliseo.